‘Eres excelente’: la frase que cambió su vida
Cuando Sara era niña, su mamá la miraba a los ojos antes de salir de casa y le decía: “¡Eres excelente! Siempre excelente.” Esa frase, repetida una y otra vez, no era solo una despedida tierna; era una forma de criar con afirmación, de sembrar seguridad y construir carácter desde lo cotidiano.
La mamá de la Dra. Sara de la Rosa no es una madre convencional. Tiene una alegría genuina, una chispa constante, una forma creativa de mirar la vida. Educa con amor, sí, pero también con optimismo, humor y una capacidad extraordinaria para transformar lo simple en significativo.
[Insertar fragmento de audio donde Sara describe a su mamá como optimista, divertida, con una actitud alegre ante la vida.]
Desde el juego y la complicidad, fue tejiendo una forma de educar que marcó para siempre a sus hijos. Sara recuerda que no había situación difícil que su mamá no pudiera resolver con ingenio. Si hacía falta una solución, ella la creaba. Si había tensión, le ponía humor. Y si algo parecía inalcanzable, encontraba la manera de volverlo posible. Su creatividad no era solo manual, era emocional.
Una mamá alegre, creativa y fuerte
Si le preguntamos a la Doctora Sara cómo definiría a su mamá, ella nos responde que tres palabras lo resumen todo: amor, creatividad y fortaleza. Esas tres palabras no son adjetivos lanzados al azar, sino pilares que definen su carácter. Una mujer compasiva, pero firme. Suave en el trato, pero poderosa en el fondo. Con una entrega total a su familia, sin perder nunca la alegría de vivir.
Entre los aprendizajes más marcados que le deja su mamá, hay uno que Sara ha llevado directamente a su práctica profesional: la atención al detalle. En casa, su madre notaba todo: desde cómo llevaban el cabello, hasta si el uniforme estaba doblado o el lunch bien preparado. No por perfeccionismo, sino por cuidado. Hoy, esa misma sensibilidad se refleja en cómo Sara atiende a sus pacientes.
“Quiero ponerle el mismo nivel de atención a cada paciente como mi mamá me lo ponía a mí”, dice. Porque, al final, la medicina también es un acto de mirar con precisión, de notar lo invisible, de cuidar incluso lo que otros no ven. Y esa mirada se aprende, como tantas cosas, en casa.
Su mamá también es fuente de fortaleza. En los momentos complicados, sabe sostener la familia con entereza, sin victimizarse, sin perder la calma. Para Sara, esa mezcla de firmeza y dulzura ha sido un faro. Cuando la vida se ha puesto cuesta arriba, piensa en cómo su mamá reaccionaba con una sonrisa, con una frase ingeniosa, con una actitud que lo desarma todo.
Y no podemos olvidar lo más simple, pero lo más fuerte: su presencia. Su mamá siempre está para escuchar, para jugar, para inventar, para motivar. No impone, propone. No controla, confía. Y eso le permitió a Sara crecer libre, segura y profundamente amad
Quizás por eso, Sara no duda cuando se le pregunta de dónde viene su vocación de servir. Viene de casa. De ver a su mamá entregada, disponible, compasiva. De entender que ayudar a otro no es un esfuerzo extraordinario, sino una forma natural de estar en el mundo.
Este Día de la Madre, la Doctora Sara celebra a su mamá por lo que fue en su infancia y por lo que sigue siendo en su vida adulta. Porque aún hoy, esa voz que decía “Eres excelente” se le aparece cuando más la necesita. A veces, antes de recibir a un paciente. A veces, en momentos de agotamiento. A veces, simplemente, para recordarse que puede con todo.
¿Cómo celebras a tu mamá?
Las madres dejan huellas que no siempre se ven, pero se sienten en cada elección, en cada gesto, en cada acto de cuidado que uno reproduce. La mamá de Sara no necesita títulos para educar con sabiduría. Basta su ejemplo. Y basta su manera luminosa de habitar la vida.
Hoy, esa luz está viva en su hija. Y en todos los que tienen la suerte de cruzarse con ella.
En este Día de la Madre, honrar su historia es también honrar a todas esas madres que no necesitan títulos para ser maestras de vida. Que no aparecen en biografías oficiales, pero están en cada paso que sus hijas dan en el mundo. Mujeres que, con una frase tan sencilla como “Eres excelente”, cambian para siempre la manera en que una niña se mira a sí misma.
¿Y tú cómo vas a celebrar a tu mamá?
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